Así le pegó Pescuezo al pollo
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La empresa tiene 8 puntos de venta y genera 14 empleos directos.
Ahí, colgados del cuello, están buche, el anillo, urbano, guayabo, el pico y toda suerte de nombres, la mayoría, alrededor de los pollos. Se llama Pescuezo, una empresa que hace estas prácticas prendas de vestir.
Los clientes son ciclistas. También hay motociclistas, turistas, deportistas y, como accesorio del día, ahora tienen diferentes diseños que se usan para ir al trabajo o la universidad. No nació, como relatan por ahí en los mitos urbanos callejeros, de una tesis universitaria. Fue producto de esa necesidad humana convertida en una palabra mágica que se mueve en el vocabulario popular del ‘sincentavo’: del físico rebusque. Alexandra y Andrés se conocieron en el temblor del 2010 en las gradas de la Universidad Javeriana, cuentan. Ella estaba en la enfermería. Los avatares de la vida, como pasa en muchos casos, los puso en el mismo camino y de allí por la misma carrera profesional. Cuando terminaron sus estudios no tenían ni un peso en el bolsillo. Y las deudas, al cuello. “Ese lapso de acabar materias y recibir el cartón nos estaba volviendo locos”, cuentan. Y un día, en ese destino caprichoso, ella se hizo un ‘Pescuezo’ para cubrir su cuello con telas que tenia en el rincón.
Nota tomada de:
https://www.eltiempo.com/bogota/historia-de-la-empresa-pescuezo-al-pollo-133798